jueves, 21 de abril de 2011

CUIDADO CON LOS BONOS CONVERTIBLES, INVERSION DE ALTO RIESGO, LA CAM NO EMITE



Bonos Convertibles?
Cuidado con los de Banco Pastor es una inversión de riesgo alto

15/03/2011 - 08:12 -- Francisco S. Jiménez


"“Los productos de moda de principio de año serán, sin duda, los bonos convertibles. Ofrecen atractivas rentabilidades en inversiones a largo plazo. Pero, ¿son de verdad interesantes estos bonos?, ¿Cuáles son sus riesgos? Analizamos todas las características de estos productos.

2010 puede definirse como el año de los depósitos, 2009 como el de las participaciones preferentes... y 2011, ¿en qué destacará? De momento, ya son tres las entidades financieras que están apostando por un instrumento de renta fija muy particular: los bonos convertibles. La necesidad de captar financiación, fortalecer los recursos propios y mejorar sus ratios de solvencia (ante las nuevas exigencias de Basilea III) están impulsando a los bancos a lanzar bonos de este tipo con ganchos de rentabilidad que, en algunos casos, superan el 8 % anual.

Hasta ahora, tres grandes entidades han decidido apelar al pequeño inversor con estos peculiares vehículos. Banco Popular, Banco Pastor y Bankinter; y se espera que Caixabank, el nuevo banco de La Caixa, lance una nueva emisión en las próximas semanas. Los inversores se encuentran ávidos de rentabilidad -a últimos de noviembre, en apenas diez días, Popular cerró la emisión de 500 millones en bonos convertibles-. Pero, ¿son de verdad interesantes estos bonos?, ¿Cuáles son sus riesgos? Conozca los aspectos que conviene analizar antes de animarse a suscribir estos activos:

Rentabilidad: Ofrecer una elevada rentabilidad es el anzuelo más llamativo de las últimas emisiones de bonos convertibles. Banco Pastor ofrece un interés del 8,25 % nominal anual sobre el nominal de las obligaciones desde la fecha de desembolso hasta la fecha de vencimiento (el 14 de abril de 2014). Banco Popular emitió sus bonos convertibles al 8 % y Bankinter lo ha hecho al 7 %. Nuria Álvarez, analista de Renta 4, afirma que la rentabilidades de ambas emisiones son atractivas pero hay que tener en cuenta que “en tres años no se sabe que va a pasar”.

En todos los casos, el interés inicial resulta claramente atractivo, teniendo en cuenta que los tipos oficiales se sitúan en el 1 %, la Letra del Tesoro a un año da poco más del 2,4 % y los depósitos hasta un año rentan, de media, un 2,68 %. Sin embargo, el inversor debe saber que el funcionamiento de los bonos convertibles va más allá de la publicitada y alta remuneración inicial.

Por lo general, al vencimiento el inversor recibirá acciones de la entidad, por lo que la fluctuación del precio de la acción en el mercado de valores será fundamental para conocer la rentabilidad final. En la actualidad, sin embargo, las entidades están lanzando emisiones con fórmulas novedosas. Por ejemplo, Bankinter ha anunciado una conversión fija para sus bonos convertibles a vencimiento: dará en la serie I (dirigida a inversores con participaciones preferentes) 5,70 euros por acción o el 125 % de la media de los precios ponderados de la acción durante los quince días hábiles bursátiles anteriores a la fecha de desembolso. Para la serie II (dirigida a accionistas del banco) ofrecerá 4,55 euros por acción o el 100 por cien de la media de los precios medios ponderados de la acción durante los quince días hábiles bursátiles anteriores a la fecha de desembolso. Por su parte, Banco Pastor ha fijado el precio de conversión en 3,70 euros o en la media del precio de la acción durante los 30 días hábiles a la fecha de devolución en títulos.

Plazo: los bonos convertibles suelen presentar un plazo medio de tres años, cuestión que cumplen los instrumentos de Bankinter y Pastor. La novedad radica en que las entidades han fijado el precio de conversión antes de la emisión, algo que no era habitual en los pasados años, por encima del valor actual de las acciones en estos momentos. Un factor que a priori beneficia al inversor en el canje final. El pagadero de rendimiento se realizará de manera trimestral en los dos casos. “Cuando el precio mínimo fijado está cerca de las actuales cotizaciones de las entidades resulta atractivo”, señala Alvárez, teniendo en cuenta de donde vienen los bancos es difícil pensar que pasen por situaciones críticas”

Tanto el plazo como el resto de características de estos bonos convertibles han sido consensuadas con el Banco de España para cuando venzan dentro de tres años computen en el capital básico de las entidades ante la elevación de exigencias de Basilea III.
 
Liquidez
: los bonos convertibles cotizan en el mercado secundario. “No obstante, se trata de títulos con baja liquidez. Suele ser muy difícil encontrar contrapartida en este mercado o, en el mejor de los casos, se puede encontrar comprador asumiendo un fuerte descuento sobre el valor nominal”, explica Alberto Matellán, analista de Renta Fija de Inverseguros. Por eso, los bonos convertibles sólo resultan interesantes a inversores de riesgo medio y con horizonte de inversión de largo plazo. Si se va a necesitar liquidez a corto, es mejor apostar por otro tipo de instrumentos. En realidad, la falta de liquidez es el principal riesgo de estos activos. Las entidades, para compensarlo, suelen ofrecer elevadas rentabilidades iniciales.

Por lo general, las entidades suelen fijar una fecha al año en la que el cliente puede decidir convertir sus bonos en acciones o no. Para valorar si es interesante acudir a estas ventanas de liquidez conviene conocer las cláusulas que imponga la emisión en cuanto al canje. Al vencimiento, la conversión es obligatoria.

Riesgos: el principal que asume el inversor es que no recibirá la rentabilidad prometida en caso de que no existiera beneficio distribuible, es decir, el banco emisor entrara en pérdidas o decidiera no atender a la remuneración por cuestiones de liquidez y solvencia. Además, el propio Banco de España podría exigir la cancelación del pago. En estos supuestos la entidad abriría una ventana de liquidez para que el inversor pueda ejecutar la conversión del bono en acciones antes del vencimiento previsto.

En el orden de prelación si la entidad entra en problemas los bonos convertibles se sitúan por detrás de los acreedores comunes y subordinados, de las acciones preferentes y sólo por delante de los accionistas en el orden de pago de deuda.

En todo caso hay que diferenciar cada emisión. Banco Pastor, en el folleto de emisión de los bonos convertibles, indica que “decidirá a su sola discreción atendiendo a la situación de liquidez y solvencia el pago de la remuneración”. Además, especifica que el producto está destinado a una inversión de “riesgo alto” y lo clasifica como complejo y sugiere “a efectos teóricos” que esta emisión y el resto de preferente que siguen vivas consumen la mitad del beneficio del banco.

Qué es más rentable: comprar acciones o bonos


Una vez que el inversor ha valorado los riesgos la siguiente cuestión que debe abordar es comparar la rentabilidad del bono convertible con la rentabilidad por dividendo de las acciones. Normalmente, estos productos ofrecen unos rendimientos superiores. En el caso de Bankinter el bono convertible ofrece una rentabilidad del 7% frente al 4,21% de sus acciones. Mientras la rentabilidad por dividendo de Pastor se sitúa al 0,76% en relación al último dividendo distribuido contra el 8,25% de los bonos convertibles. Pero, “en el actual entorno la rentabilidad por dividendo no tiene visibilidad, solo puede aumentar por un descenso en los títulos no por un incremento de la retribución a los accionistas”, apunta Nuria Alvárez, “si las acciones caen en el momento del canje perjudica al inversor”.

La otra cuestión que hay que plantearse es ver si es más interesante entrar directamente comprando acciones o a través de estos productos. Para el analista de renta fija de Inverseguros, es mas aconsejable para el pequeño inversor entrar adquiriendo acciones porque la expectativa de rentabilidad es superior, además, de tener mayor liquidez a la hora de recuperar la inversión.

Además, Matellán explica que estos productos están diseñados para inversores institucionales pero la escasez de ellos obliga a las entidades a colocárselos a los particulares. “"

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